Mi amigo (Mi amor)

Mi paraíso es bello por sí sólo, a mis ojos no le hace falta nada, hermosas plantas crecen por doquier dando protección a los animales, las catarinas me han acompañando constantes en mi lectura de la vida, el colibrí ríe con mis alegrías, la mariposa se posa sobre mis reflexiones y la liebre seca mi llanto en el recuerdo de un hombre.

Sin embargo, del sol salió una estela diferente, algo que hacía brillar más ese edén místico en el que vivo, tiene rostro, tiene nombre, tiene sonrisa tímida encantadora que me envuelve en la ternura de la sinceridad, de la inocencia; tiene ojos alegres destellantes de felicidad, me invitan, me invita.

La amistad se vuelve nuestra fortaleza, y a la vez el camuflaje para poder expresar los sentimientos, ocultar las ganas de hablar con tus labios directamente se ensanchan con cada palpitar de mi corazón al escuchar tu voz, al sentir tu respiración.

Cómo llamarte amigo si que quiero decir amor, pero el miedo pone fronteras entre lo que perdura y lo que se pierde, el camino es incierto dentro de la razón, pero segura estoy que el día de hoy... en camino al amor andando voy.




Palabras y versos.

La inspiración me incita a escribir,
el dolor me incita a describir;
el corazón me invita a sentir,
el alma prefiere morir.

Llantos acompañados vienen a mi encuentro,
sentimientos de soledad en medio del desierto;
esperanza de la vida se muestra ante mí,
mostrando el milagro de la flor en el pavimento.

Si siempre estuvieras  a mi lado,
no podría añorarte como hasta entonces lo hago;
pero si no estás,
es posible que de tanto extrañar pierda la razón.

Quiero verte en mis sueños,
para platicarte cada secreto;
quiero sentirte muy dentro,
para decirte cuanto te quiero.




Mi querido amigo,


¿Será acaso que cuando estas líneas lleguen a tus ojos te des cuenta de que son exclusivamente para ti? me pregunto una y otra vez cada que veo tu rostro, cada que se algo sobre tu persona.

Este aire de misticismo me va atrapando en una cruel trampa, dónde poco a poco me sumo en una dimensión, ya la distancia no existe y las fronteras dejan de ser una barrera para convertirse en puentes que comunican lugares lejanos.

Mi curiosidad hace vibrar mis venas al son del corazón del temor, tal vez no quieras saber nada más de mí, tal vez mi simple gracia te haga partícipe de esas palabras que alguna vez dejaron cierta marca: acosado, hostigado, abrumado.

Sólo intento descubrir que es lo que me hace voltear a ver hacia tu interior, quisiera saber más sobre ti, ¿acaso lo permitirás, o dejarás que mi superficie me etiquete y desaparezcas con el humo del sueño?

Mi querido amigo, a pesar de que no eres tan real como te imagino, sabré llegar y algún día puedas tomarme de la mano y juntos disfrutar de la experiencia de compartir momentos juntos.

Hacer magia con tu mano y mi pluma es un anhelo muy grande, que si cierro mis ojos podría llegar hasta tu encuentro y coincidir en este tonto deseo de una simple soñadora fiel a sus ideales, firme en su pensamiento, libre en su corazón.




Mi Rosa.

Le presenté al futuro
esa rosa bella de mi pasado
la que fue sembrada con esperanza,
abonada con ilusión
y regada con llanto.

El destino tejió un nogal
en el desierto de la pasión
para poder tomar la rosa
y así crear el espejismo que
me aleje de la razón.

Suspiré con el viento
para hacer brotar
el polen de la rosa
y poder convertir
una escarcha en magia.

Sin embargo la rosa
no dispuso su juventud al tiempo
detenida se quedó
y quieta murió por una decepción.

La tierra firme tomó ligera caída
y arrulló cada pétalo
esperando que la lluvia
se uniera al rayo del sol
y con un sublime beso
entregarle por completo su corazón...

... entonces de nuevo mi rosa,
en el presente, como regalo
del cielo revivió
al cubrirme con su manto de amor.





Perfume.

Quice hacer una canción a tu nombre
y entonces recordé que la melodía
de tu recuerdo se quedó bajo
la mirada perdida del olvido.

Quice hacer una poesía de tu cuerpo
y al buscarlo reaccioné que tu figura
se había mezclado entre la fantasía
de la esperanza pedida en el ayer.

Quice pintar el brillar de tu sonrisa
y la tinta de mi interior no pudo
encontrar los tonos de la alegría
debajo del fonfo de la melancolía.

Quice entonces preguntar donde te encontrabas,
saltar a tu destino y traerte de vuelta
y fue que me fijé que tus flores ya no crecen
en este paraíso que fue sólo un perfume.




Gozar con el niño...

Desperté en el canal de los sentidos, ese canal donde todo está en perspectiva del amor, mis ojos son capaces de ver a través de los cuerpos caminantes, unos vacíos, otros sucios, seres desolados sin identidad, sin pasión, sin color.

La tristeza comienza a embargar mi corazón, no puedo ser indiferente a la verdad de nuestra época, ¿cuántas enseñanzas ancianas no se han perdido en el desfile de los siglos?

La maldad dentro del hombre es real cómo lo es una flor marchita o un árbol seco, la intención de dañar se ve iluminado en tus pupilas ciegas, sin darte cuenta que no dañas, que no alcanzas, eso que tú ves no es más que tu fiel reflejo de tu propio ser.

La humanidad se ha perdido entre nuevas creaciones, ha olvidado la chispa que hace que el cuerpo sea motriz, no sonríe ante las pequeñeces de la vida frustrado por aquello grande al que no ha sido capaz de llegar.

La llegada del invierno se anuncia con ventiscas polares, pero el frío del corazón, poco a poco comienza a establecerse, sin ruido, sin anuncio, sin compasión; sombras danzantes llorando muy por dentro sin ser capaces de aceptar la verdad.

Hoy te pido, tal vez seas capaz, de cerrar tus ojos sólo por unos segundos, reconcíliate con tu madre tierra, recuerda la llama que habita en tu espíritu para ser mejora de todos a tu alrededor, indiferencia a las injusticias no es la salida.

Se capaz de llorar con el desconocido, consolar al perdido, gozar con el niño...



 

Video: Amor...


El color de la vida.


Salí por la noche deseosa de reflexionar cada instante que la vida me regaló el día de hoy, el silencio fue mi fiel compañera pues decidí hoy darle un espacio en mi vida; sentada sobre la banqueta visualizaba toda esa muchedumbre caminando por caminar, sin ser consientes de todo lo que les permite desplazar un pie después de otro.

El tráfico a la distancias se puede fácil adivinar pues el torbellino de ruido marea mis sentidos, turba mi respiración, todos buscan llegar al mismo punto, cruzar al otro lado sin darse cuenta que la misma física ha sido capaz de demostrar que dos cuerpos no son capaces de ocupara el mismo espacio por igual.

Lo cotidiano es mi vecino, la monotonía de sus acciones se torna aburrido, por alguna extraña razón su rostro gris, su ropa gris, su lugar gris... será que esté desapareciendo por la falta de marca, esa marca que nos hace a cada uno diferentes tan desiguales.

Pequeña hormiga que intenta separar una diminuta hoja de su rama, se esfuerza al máximo, no es conciencia, simple instinto de supervivencia, instinto de querer lograr su objetivo, instinto de no darse por vencida, instinto de un trabajo en equipo al ver que sus amigas y compañeras llegan a su lado para auxiliarla.

Pajarillos se posaron sobre cables de alta tensión, sus diminutos cuerpos a tan sólo centímetros de la electricidad que podría provocar un funeral, sin embargo no son consientes, ellos desean descansar un poco sus alas, ¿será acaso condena siempre volar?; como respuesta a mi reflexión, un pequeño colibrí se topa unos instantes por mi mirada, no... el instinto no conoce la condena.

Entonces, ¿qué es conciencia, qué es instinto? la conciencia de la plaga llamada ser humano la ha llevado a su propia destrucción, su propia tumba cava poco a poco, ¿seríamos, acaso, capaces de hacer a un lado la conciencia para darle paso a nuestro instinto?

Probablemente el mundo se pintaría de otro color, instintos salvajes con rojo, instintos de amor con rosa, instinto de perdón con blanco, instintos de alegría con verde, instintos de reflexión con azul... dime ¿qué color elegirías tú?




El más sencillo de mis secretos.

Hoy decidí decir algo que por mucho tiempo me quedé en secreto, ¿la razón?, tal vez vergüenza, tal vez huyo del martillo social con que juzgan a los culpables, ¿miedo tal vez?...

Al despertar y abrir los ojos no sabía con lo que me encontraría en este día, es decir, la misma rutina siguió mis huellas... pero en el aire podía oler esa dulce miel que anuncia el cambio próximo... las mariposas de repente se estremecieron en mi vientre, mi cuerpo de paralizó en la centésima de un segundo.

No podía creer que mi día por fin hubiera llegado, la espera después de tantos años, me tomó por sorpresa y no sabía que debía hacer a continuación.

Me posé sobre las olas del mar, ese mar lleno de letras, de inspiraciones nuevas, melodías de cantos luminosos, calmaba poco a poco mis sensaciones, quería disfrutar ese momento, antes de gritarlo, antes de decirle al mundo entero mi secreto, primero quiero hacerlo mío.

Tan mío como el oxígeno que corre por cada una de mis venas, desintoxicándome de todo aquello que me causa malestar, tan mío como el alimento que fortalecen mis músculos para seguir en el día a día, tan mío como los sueños que me invitan a crear un mundo mejor con la esperanza de las gotas de sudor para hacerlos realidad.

El sol, sabe mi secreto y con cada rayo abre el nuevo sendero que pretendo recorrer, el viento sabe mi secreto y con su liviano susurro me dicta poco a poco las palabras que debo saber, las rosas abren para mí sus pétalos uno a uno como pliegues de hojas, la pluma, la pluma sale volando de las nubes aprisa... se hace tarde el tic tac nos revela.

El señor sabiduría es mi cómplice... el primer rasgado, la adrenalina corre acelera cada latido del corazón, las letras van formando palabras que forman ideas, pensamientos, expresiones, disfruto cada movimiento en mi muñeca, mi sonrisa se va dibujando en ocasiones, a veces desaparece formando lágrimas... pero en un instante regresa con más potencia.

Está echo, lo he dicho... el más sencillo de mis secretos, ¿quieres saberlo? sólo tienes que leerlo.




Sueño especial.


Un día un arco iris se acercó a mi lado, fue extraña la sensación que me hizo sentir estar tan cerca de ella, transparente con diminutos diamantes brillando y cambiando de color cada instante.

De pronto me sentí transportada a otro mundo, las alas me elevaron por los aires sobre esa pradera verde llena de florecitas, no había nadie a mi alrededor, sólo el cántico de los pájaros subiendo y bajando de nota en nota.

En la cercanía humo blanco como niebla se esparcía cubriendo cada cosa con un líquido de plata, sentí curiosidad y me acerqué, era la cola de una casca hermosa, el agua era tan pura que su color a plata se transformaba, era cálida tomarla entre mis brazos.

Me posé un momento debajo, permitiendo que cada corriente recorriera mi cuerpo ahora desnudo, sentía como mis sentidos se unían con el roce del líquido, mis manos poco a poco comenzaron a sentirse frías, de ese frío que quita las cargas, las impurezas y limpiando desde lo profundo, ese frío que da la señal de que tu cuerpo de nuevo está respirando y se encuentra vivo.

No se si pasó una hora, o tan sólo un minuto, me enamoré de esa sensación de libertad, ya no era presa de un cuerpo, no era presa del tiempo, no era presa de la razón, sólo eres tú, una misma con el sol, con el aire, con la tierra, con el agua.

Frente a mí, el sol comienza a desplegar una hermosa manta dorada, echa con millones de lucecitas entrelazadas, el perdón me ha sido otorgado sin explicación, me siento bella por dentro y fuera, mi fiel sentimiento de agradecimiento llena mis pulmones y provoca el palpitar de mi corazón.

Arrodillada frente a ti, con humildad te regalo la más sincera de mis sonrisas, al recibirme de nuevo en tu castillo, te acercas y con tus manos benditas levantas mi rostro, tu ojos son dos luceros que reflejan la eternidad de los espacios, no siento miedo, ahora estoy a tu lado.

Abro los ojos, se que nada de esto fue un sueño.

 

Un sueño del interior.


Va la niña caminando, solitaria en la noche, a mitad de la calle; entre sus manos llevaba algo diminuto, era de cristal. Caminaba despacio haciendo eco al contacto con los charcos sobre el cemento frío, lágrimas cristalizadas caían en cada lado del rostro, reflejando cierta apuración, mostraba la urgencia de querer llegar.

El camino era imparable, recorría las cuadras esperando encontrar una señal. La negrura de la noche escondía los sollozos del llanto melancólico. En el parque, cansada decidió ceder ante la fatiga, al no tener éxito hasta el momento. Encontró un árbol frondoso y pronto sus ojos se cerraron en busca del consuelo, dentro de los sueños; con muchos cuidado colocó el frágil objeto junto a su pecho para no perderlo.

De nuevo la luz, aquella que hacia noches la seguía; esta vez corrió hacia ella -Clara, ¡hija mía!- gritó la voz en el recuerdo de su padre, enloquecida intentó obtener la imagen de su rostro. Sólo alcanzó la silueta imperfecta de la sombra, era irregular, pero muy hermosa, tal cual diamante en bruto en su pureza.

-Por fin-, alcanzó la niña a decir con tal emoción, extendió sus diminutas manos, -lo siento no he podido traer nada más, se que es muy pequeño y está roto…- Las lágrimas la callaron, el eco pedía su espacio. Poco a poco la figura comenzó a tomar forma, convirtiéndose en ráfaga de aire, deslumbrando con colores, cual coleta de estrella fugaz, levantó a la niña entre sus olas y le otorgó el abrazó más cálido que, nadie jamás podría otorgar, sino fuera desde la nobleza del alma.

-Te estuve esperando, mi pequeña Clara; con alegría te doy la bienvenida, la humildad brilla en tus ojos azul celeste, la bondad purifica tus manos y la lealtad te lleva por el camino correcto, ¿dime qué puedo hacer por ti? -He venido desde muy lejos caminando, sólo para ofrecerte esto...- con cuidado sacó del hermoso cofre su débil corazón. Al verlo, la tristeza de los recuerdos la invadió. -Clara, no debes temer ni avergonzarte, tu corazón es lo más bello que pudieras ofrecer; cada trozo desprendido muestra la inocencia, al querer compartir una parte de ti y no ser correspondida; se ven comisuras, de esos trozos, que has logrado intercambiar entre sonrisas.

Ante lo dicho, un torbellino de polen de girasoles comenzó a elevarla por los aires, las calles fueron desapareciendo, el parque frío se convirtió en edén de paraíso, las alas se expandieron elegantemente al vuelo al llevarla de vuelta. 

Abrió los ojos, la habitación estaba obscura, la luna brillaba en lo alto, su corazón... su corazón latía febrilmente, en su pecho; pues sabía que algo nuevo había dentro de él.