Parábola de la roca



  Había una vez una Roca que contenía innumerables átomos, protones, neutrones y partículas subatómicas de materia. Estas partículas se movían alrededor de manera continua, en un patrón; cada partícula yendo de "aquí" para "allá" y tomando "tiempo" para hacerlo; sin embargo se movían con tanta rapidez, que la Roca no parecía moverse, solo estaba allí. Yacía allí, bebiendo el sol, empapándose con la lluvia y sin moverse.

  -¿Qué es esto que se mueve en mi interior? -preguntó la Roca.

  -Eres Tú -respondió una Voz lejana.

  -¿Yo? -respondió la Roca-. Eso es imposible. No me estoy moviendo. Cualquiera puede ver eso.

  -Sí, desde cierta distancia -estuvo de acuerdo la Voz-. Desde aquí parece que eres sólida, que estás quieta, que no te mueves. Sin embargo, si me acerco más y veo desde muy cerca lo que en realidad está sucediendo, veo que todo lo que compone Lo Que Tú Eres se está moviendo. Se mueve a una velocidad increíble a través del tiempo y del espacio, con un patrón particular que te crea a Ti como la cosa llamada "Roca". Por lo tanto, ¡eres como magia! Te mueves y no te mueves al mismo tiempo.

  -Entonces, ¿cuál es la ilusión? -preguntó la Roca- ¿La unidad, la quietud de la Roca, o la separación y el movimiento de sus partes?

  -¿Cuál es la ilusión, entonces? -respondió la Voz- ¿La unidad, la quietud de Dios? ¿O la separación y el movimiento de sus partes?



"La vida es una serie de minutos, de movimientos increíblemente rápidos. Estos movimientos no afectan de ninguna manera la inmovilidad y el Ser de Todo Lo Que Es. No obstante, al igual que con los átomos de la roca, es el movimiento el que crea la quietud, justamente ante sus ojos."




Extracto Conversaciones con Dios Tomo 3.